viernes, 23 de julio de 2010

LA DEPREDACIÓN DEL PLANETA POR EL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO.

     
     El pasado 5 de junio, coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente, el fotógrafo y documentalista francés Yann Arthus-Bertrand, mediante la asociación Good Planet, lanzó la iniciativa 10.10.


Yann Arthus-Bertrand en pleno rodaje de Home.
Yann Arthus-Bertrand en pleno rodaje de Home.

   "Toda persona puede hacer algo por el planeta", reza el lema de la campaña que pretende establecer en Francia un compromiso cívico para que a la vuelta de un año el país reduzca en un 10% la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero.

    El propio Arthus-Bertrand sabe que lucha contra molinos de viento. Al explicar la iniciativa en un comunicado de la organización ambientalista que preside, admitió que el índice fijado implica "un balance difícil de establecer".
    "Pero si al menos los grandes contaminadores decidieran reducir la polución en un 3%", expresó, "algo habríamos logrado".

La idea de 10.10 le vino tras ser impactado por las imágenes de La era de la estupidez, documental de la británica Franny Armstrong estrenado en el 2009. En este filme, un hombre solitario, supuestamente ubicado en el año 2055, contempla cómo el mundo que le rodea se ha convertido en un lugar totalmente devastado por el cambio climático.


El
 océano visto desde las alturas; tanta belleza se halla amenazada por 
las deformaciones del modelo civilizatorio hegemónico.
El océano visto desde las alturas; tanta belleza se halla amenazada por las deformaciones del modelo civilizatorio hegemónico.

    Para entender lo ocurrido, un hombre, protagonizado por el actor inglés Pete Postlethwaite (Alien 2, El jardinero fiel) decide ver una serie de reportajes sobre las acciones que los seres humanos emprendieron décadas atrás contra el medio ambiente. Un rosario de catástrofes y la sobreexplotación de los recursos naturales dejan al protagonista ante una pregunta: ¿por qué no hicimos nada para evitarlo cuando todavía estábamos a tiempo?

   Esa misma interrogante anima los más recientes empeños de Arthus-Bertrand, desde que el año pasado diera a conocer a escala internacional su película Home.

     Uno de ellos fue la edición del libro 2 grados de más (2 degrés de trop), en los días previos a la Cumbre sobre el Cambio Climático de Copenhague, en la que Estados Unidos y otros países industrializados quisieron legitimar un documento espurio que respondiera a sus intereses, hecho denunciado oportunamente por los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Venezuela, Hugo Chávez, y calificado por la delegación cubana como "un documento que no garantiza, en modo alguno, la adopción de medidas mínimas que permitan evitar una gravísima catástrofe para el planeta y la especie humana".


Toma aérea de Arthus-Bertrand donde se muestra a un rebaño 
conducido por su pastor, en tierras libanesas.
Toma aérea de Arthus-Bertrand donde se muestra a un rebaño conducido por su pastor, en tierras libanesas.

     Tal parece que Arthus-Bertrand sabía la magnitud de la falta de compromiso de los mayores responsables de la catástrofe ambiental, al poner en circulación un libro, ilustrado por 80 fotografías y una decena de gráficos, en el que se argumenta cómo "aunque parezca demasiado tarde para evitar que la temperatura del planeta aumente su promedio en 2 grados centígrados", se remarca la idea de que "todos poseemos también en nuestras manos una parte de la solución" a tan grave problema.

    Antes de filmar Home, Arthus-Bertrand fue tomando paulatinamente conciencia de las amenazas de un cataclismo global a partir de experiencias personales.

     Este parisino de 64 años de edad pudo haber seguido cómodamente instalado en los predios de una fama ganada como fotógrafo de exóticos paisajes y escenas de la fauna salvaje.

     Las revistas Paris Match, Geo y National Geographic cotizaron cada vez más sus deslumbrantes fotos sobre leones y gorilas, las reservas naturales de Europa y África, las carreras de autos del rally París-Dakar, y hasta las imágenes de acción de los tenistas participantes en el torneo Roland Garros.

Pero luego de enamorarse de la fotografía aérea y hacerse cargo en 1994 del proyecto de la UNESCO La Tierra vista desde el cielo, cayó en la cuenta de cómo esa belleza que se le ofrecía a los ojos desde los más variados tipos de artefactos volantes podría desaparecer irremisiblemente por culpa del derroche, la desidia y la actitud irresponsable y depredadora de determinados seres humanos.

     Fue así cómo a medida que en la primera década del siglo XXI avanzó en la realización de los ciclos del programa Vu du ciel, serie documental iniciada en el 2006 y que tuvo el pasado 16 de junio su más reciente sesión titulada Héroes de la naturaleza por el canal France 3, la preocupación de advertir los riesgos del cambio climático y la debacle ambiental se tornaron más perentorios y mejor argumentados.

     Antes, en el 2005, creó la asociación Good Planet y estructuró el programa Action Carbone, este último destinado a financiar proyectos de energía renovable.

     En medio de esos afanes, al conversar con el célebre productor Luc Besson, quien convenció a una multinacional francesa a aportar los fondos necesarios, surgió la posibilidad de filmar Home.

Partió sin un guión detallado pero con pleno conocimiento de lo que pretendía hacer. En los comentarios contenidos en la película, reproducidos por el Comandante en Jefe Fidel Castro en su Reflexión La otra tragedia (Granma, edición del lunes 19 de julio del 2010), Arthus-Bertrand trabajó junto a su colaboradora Isabelle Delannoy y sobre la base de los textos del ambientalista norteamericano Lester Brown.

     En ocasión del estreno mundial de Home, el realizador hizo explícita su intención:

   "La película es todo un manifiesto. Nuestro impacto sobre la Tierra es mayor de lo que esta puede soportar: consumimos demasiado y estamos a punto de agotar todos los recursos. Desde el cielo, se ven bien los lugares en donde la Tierra está herida: Home explica, por tanto y sencillamente, los problemas actuales, diciendo al mismo tiempo que existe una solución. El subtítulo de la película podría ser: es demasiado tarde para ser pesimistas: estamos en una encrucijada de caminos, tenemos que adoptar las decisiones importantes si queremos cambiar el mundo. Lo que decimos en la película lo sabe todo el mundo, pero nadie lo quiere creer realmente".

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