martes, 27 de julio de 2010

EL PARO NO ES LO QUE QUEDA DE LA CRISIS. ES EL PRECIO QUE HAN PAGADO LOS TRABAJADORES POR LA RECUPERACIÓN DEL CAPITALISMO IMPUESTO, EN ESPAÑA, POR LOS MONARQUICOS.

   Las cortinas de humo han fracasado. Según el instituto BVA, el paro fue el problema que más preocupó en el último año al 63% de los franceses. Las cifras oficiales no pueden enmascarar la realidad que afecta a todos, de una u otra forma. Aquellos que tienen trabajo temen perderlo a medida que aumenta la lista de cierres de empresas. El paro afecta a la familia, a los amigos, a la comunidad en la que vivimos. Francia no tiene dos millones seiscientos mil parados, sino más bien cuatro millones y medio. De entre ellos un millón que, en los próximos meses perderán su derecho a la prestación por desempleo y deberán recurrir a la prestación de los mínimos sociales, si tienen derecho a recibirla. Es una catástrofe de larga duración que no tiene nada de natural.
   Así se entienden las operaciones de distracción del jefe de Estado, de su gobierno y de la UMP. El debate sobre la identidad nacional suscita con toda razón reacciones airadas. Se adueña de millones de hombres y mujeres para objetivos electoralistas. Conserva, en las condiciones actuales, la postura ideológica de la derecha francesa para romper las solidaridades, atomizar las conciencias, construir barreras y atizar la oposición. Se trata de minar nuestro modelo social y el bien común. Pero, ¿qué es la identidad nacional de un hombre o una mujer que se queda sin prestación de desempleo ? Porque este debate indigno pretende también, además de eso, desviar la atención de la cuestión del paro. Y qué decir del último cuento de Nicolas Sarkozy en Copenhague. El único jefe de estado que se dejaría la piel por salvar el planeta y que cuenta, con el acento del Cantar de Roldán, cómo sería la batalla y las victorias que promete. La realidad es que Copenhague no tuvo ningún resultado positivo porque los poderosos están más dispuestos a salvar a los bancos que el clima, y las gesticulaciones del jefe de Estado, como las del G20, no dan el pego. Intenta así desviar la atención, instrumentalizando las cuestiones institucionales.
   Y no hay que olvidar la emisión de deuda, que debe, según dicen, relanzar el crecimiento. Preparar la recuperación, situando a Francia en una buena posición en la competición internacional. A largo plazo habría una promesa de empleo. Falsa, puesto que dicho tipo de crecimiento es el mismo que condujo a la crisis. Da prioridad a la rentabilidad financiera en aquellos sectores prometedores ¿para quién ?, pero la investigación en general se empobrece, la educación nacional está falta de medios y pierde los que tiene, los servicios públicos están amenazados, los bancos se aprovechan pero no devuelven nada. El paro no es lo que queda de la crisis. Es el precio que han pagado los trabajadores por la recuperación del capitalismo.
  Hay que esperar, como dijo una sindicalista, « que los políticos tomen el control. » Sin duda hay que ver en su propuesta la expectativa de verdaderas alternativas. También el sentimiento, sin duda, de que el tira y afloja de las alianzas, de los encuentros, de los egos y ambiciones están lejos del problema, y es verdad. La derecha, según Le Figaro, quiere llevar la campaña de las elecciones regionales a temas nacionales. Entendemos que pretende continuar con sus operaciones de distracción. La respuesta es hacer frente desde la izquierda contra su política, por verdaderos contrapoderes y por la construcción de una alternativa.

Suivre la vie du site

No hay comentarios: