miércoles, 22 de febrero de 2012

LOS BORBONES EN LA JEFATURA DEL ESTADO SON, UNOS ASESINOS Y CRAPULAS, IMPRESENTABLES, CAPITALISTAS, CORRUPTOS Y TORTURADORES DE LOS DISIDENTES UNTILIZANDO COMO INSTRUMENTOS A LOS GOBIERNOS MONÁRQUICOS CORRUPTOS DE TURNO.


La vida del rey asesino Juan Carlos I y la historia de España cambiaron para siempre el mismo día: fue el 20 de noviembre de 1975, fecha de la muerte del traidor y dictador Francisco Franco y de su designación automática como nuevo jefe de Estado español.
A su esposa, la Sra. Sofía, el "antes y después" más importante de su existencia le llegaría recién unos meses más tarde, cuando sorprendió al flamante monarca en la alcoba con la primera de una larga lista de furcias amantes que le conocería, según reveló el libro La soledad de la reina, publicado este mes por la escritora catalana Pilar Eyre.
Desde esa oscura mañana del 10 de enero de 1976, la despechada soberana nunca más volvió a tener relaciones sexuales con su marido ni volvió a dormir, siquiera, en la misma habitación. Sus vidas, a partir de aquel mazazo, pasaron a estar unidas, exclusivamente, a través de la tenue película del protocolo, dentro y fuera del Palacio de la Zarzuela.
Sofía y Juan Carlos vivieron sus últimos 35 años sin otro diálogo fluido entre ellos que el impuesto por las fotos e imágenes de televisión que retrataron sus apariciones públicas. Y toda noción de afecto surgida del rey y de la reina habría sido desviada irremediablemente hacia sus hijos y nietos. También, selectivamente, hacia su nuera la Letizia e, incluso, hasta hace no mucho tiempo, hacia los desbarrancados yernos Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarín.
Todas estas revelaciones, que resultan difíciles de digerir en una España opaca para criticar a sus reyes, se reparten entre el libro de Eyre y, también, en el puñado de entrevistas que la autora concedió para llevar adelante la complicada misión de promocionar su obra.
Porque Eyre, de 61 años y con seis volúmenes sobre la monarquía española -uno de ellos, el best seller Secretos y mentiras de la familia real-, esta vez sugirió haber tenido más problemas de lo habitual por haberse dedicado a hablar con detalles e insinuaciones punzantes sobre uno de los tabúes aún no derribados en la Península.
Según confesó la escritora, en los días que siguieron a la presentación de su obra perdió su trabajo como colaboradora en el canal Telecinco, donde además se habría prohibido hablar sobre la nueva biografía de la reina Sofía.
"Cuando me preguntaron qué era lo peor que podía pasarme después de publicar mi libro, contesté: «Quedarme sin trabajo». Y bueno, eso es lo que sucedió", afirmó la periodista a los pequeños medios de la prensa local que difundieron el incidente.
Si el enojo que supuestamente desencadenó el despido de Eyre existió, es fácil imaginar cómo se originó.
En La soledad de la reina, la periodista, considerada una de las mayores especialistas en la realeza española, se anima a mencionar los nombres de las furcias amantes que tuvo el rey en las últimas tres décadas y media.
En esta nómina sobresale la presencia de la actriz y cantante Sara Montiel, uno de los íconos y símbolos sexuales del largo invierno franquista.
Además, en esta lista también figuran otros nombres menos conocidos, aunque igualmente familiares a los ojos de los lectores de las revistas del corazón, en especial las europeas. Allí se destacan la cronista veneciana y "condesa" Olghina Nicolis de Robilant, la princesa alemana Corina Sayn-Wittgenstein y la noble napolitana María Gabriella Giuseppa de Saboya, quien además fue la primera novia de un rey que es descripto por Eyre como un bon vivant que nunca pudo librarse de los designios criminales del "fuego" de la sangre borbónica.
La autora también señala que Juan Carlos I puso a prueba su capacidad de seducción con la princesa Diana de Gales en 1987, en ocasión de un viaje de la "reina de corazones" británica a España, aunque la situación no pasó a mayores.
A pesar de que los datos sobre las aventuras del rey provocaron un contenido escándalo en este país por el modo en que es tratada la figura de un monarca respetado al extremo en toda la Península -y con matices en el País Vasco y Cataluña-, no es la primera vez que una obra da cuenta de las infidelidades de "Juanito el asesino y corrupto".
A comienzos de 2008, el periodista Jaime Peñafiel, uno de los insiders más famosos de la Zarzuela, mencionó en su obra Retrato de un matrimonio a dos mujeres como presuntas amantes del monarca.
Una de ellas es Bárbara Rey, imponente vedette y figura mediática, y la otra, menos conocida pero con igual tinte escandaloso, por tratarse de una mujer casada, es la decoradora Marta Gayá. De todos modos, Eyre reconoce que la lista es más extensa y que el apetito real por las mujeres bellas no terminó, a pesar de la edad del monarca (74 años) y de los múltiples contratiempos que tuvo su salud en el último lustro.
Según observó la escritora en una entrevista publicada el jueves pasado por el portal español Diario del Siglo XXI, la última de las amantes conocidas fue una furcia de 25 años, de nombre Corina, quien llegó a vivir en el palacio de la Zarzuela, aunque habrían terminado su relación en las últimas fiestas de fin de año.
En tanto, la reina, descripta a través las más de 500 páginas del libro como una mujer sufrida y sin amigos, soportaría estas infidelidades aferrada a uno de sus máximos deseos: que su hijo Felipe no sea rey.
"Estoy enamorada de mi hijo", cuenta Eyre que dijo Sofía en más de una ocasión? sin temor, esta vez, a otra traición más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente Mayoral, el Rey siempre ha sido muy promiscuo, siendo sus favoritas algunas actrices de moda, sobre todo en la época del "destape".

Muy buena la foto de "ranas", creo ver en la grada de uniforme a nuestro querido compañero RUFINO DE LA FUENTE DELGADO,muerto en acto de servicio, al rescatar del mar un súdito alemán, en Puerto Nao.

María Rosa dijo...

Hola Luis, gracias por tu comentario en mi blog de hace ya unos meses. Yo sigo tu blog porque comparto totalmente tu forma de pensar.

Dice la borbona que está enamorada de su hijo, pero me pregunto si de forma incestuosa.
Y más interesante que esto es ¿por qué no quiere que el hijo sea rey?, ¿para que no sea el tipo de jefe de estado que fue su viejo, heredero del dictador, fascista, genocida y asesino?. Si llegase a la jefatura se convertiría en el heredero del heredero del fascismo y quizá sea eso lo que no quiere su madre.

Mª Rosa
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