miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿ESTÁMOS SEGUROS EN EL PLANETA?. NO.



Más de veinte mil armas nucleares están en manos de ocho países: Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, China, Israel, India y Pakistán; varios de ellos con profundas diferencias económicas, políticas y religiosas.
El nuevo tratado START, suscrito en Praga en el mes de abril entre las mayores potencias nucleares, no implica más que ilusiones, con relación al problema que amenaza a la humanidad.
La teoría del "invierno nuclear", desarrollada y llevada al nivel actual por el eminente investigador y profesor de la Universidad de Rutgers, New Jersey, Dr. Alan Robock —científico modesto que gusta de reconocer los méritos de sus compañeros más que los suyos propios—, ha demostrado su veracidad.
Para ellos la única forma de evitar el uso de las armas nucleares es eliminándolas. El pueblo norteamericano, ubicado en lugar privilegiado del planeta, que le permite disfrutar los más altos niveles de vida y riquezas en el mundo a pesar de los increíbles derroches de recursos no renovables, debiera ser el más interesado en la información que le ofrecen los científicos. ¿Cuánto espacio dedican a esa tarea los medios masivos de comunicación?
La teoría del "invierno nuclear" nos ha enseñado —expresa Robock— que: "Si tales armas no existieran, no podrían ser utilizadas. Y en estos momentos no existe un argumento racional para usarlas en lo absoluto. Si no pueden usarse, es necesario destruirlas y así nos protegeríamos de los accidentes, los errores de cálculo o cualquier actitud demencial".
"... las computadoras que funcionaban con modelos ultramodernos se convirtieron en el único laboratorio de elección, y los acontecimientos históricos —incluidas las ciudades arrasadas por el fuego después de los terremotos y los bombardeos en tiempos de guerra, las columnas de humo de los incendios forestales y las nubes creadas por las erupciones volcánicas— se convirtieron en las piedras de toque de las evaluaciones científicas."
La proliferación de las armas nucleares —en la que Israel, India y Pakistán se han integrado al club nuclear, y otros países, al parecer, aspiran a ser miembros del mismo—, obligó a Robock y sus compañeros a revisar las primeras investigaciones. Los resultados de estos estudios modernos, como ha sido detallado en una serie de artículos publicados recientemente, fueron sorprendentes.
Respecto a los Estados Unidos y Rusia, si bien cada uno se comprometió, en el mes de abril de 2010 en Praga, a reducir su arsenal nuclear operativo hasta aproximadamente 2000 armas, la única forma real de evitar una catástrofe climática global sería eliminar las armas nucleares.
"... cualquier país que en estos momentos esté considerando la vía nuclear necesita reconocer que estaría poniendo en peligro no sólo a sus propias poblaciones sino también al resto del mundo al adoptar esta vía. Es hora ya de que el mundo piense una vez más en los peligros de las armas nucleares, y que esta vez adopte el camino hacia la paz y elimine la posibilidad de una catástrofe climática global inducida por la energía nuclear, por primera vez desde mediados del pasado siglo."
"... el uso de las armas nucleares en caso de un ataque total contra un enemigo sería una acción suicida debido al frío y la oscuridad anómalos provocados por el humo proveniente de los fuegos generados por la bomba. De hecho, se ha evidenciado que mientras más armas nucleares posea un país, menos seguro será."
Albert Einstein dijo: "El poder desencadenado del átomo lo ha cambiado todo excepto nuestras formas de pensar, y es por ello que avanzamos sin rumbo hacia una catástrofe sin precedentes". Carl Sagan había dicho que nuestra política de armas nucleares era "un camino donde ningún hombre pensaba".

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