jueves, 7 de marzo de 2013

EL CAPITALISMO Y SU INTRINSECA CORRUPCIÓN, LA ENFERMEDAD MAS GRAVE QUE PADECE EL SER HUMANO EN TODA SU HISTÓRIA. AL FINAL CONSEGUIREMOS LA IGUALDAD Y LOS CAPITALISTAS NO PODRÁN IMPONER SUS LEYES ABERRANTES DE SOMETIMIENTO DE LOS PUEBLOS, POR LA FUERZA DE LAS ARMAS, AL CAPITALISMO.


Los mercados financieros son el espacio donde la avaricia y la codicia humanas toman las formas más salvajes de la actual dominación capitalista. Los intereses privados de las corporaciones multinacionales que juegan a ser dioses en los mercados financieros son contrarios a los intereses globales de los ciudadanos y especialmente de los trabajadores asalariados (tanto del sector público como del sector privado).
Hay por tanto una rotura profunda en el seno de la organización del sistema capitalista. No es nada nuevo, esta contradicción existe desde la creación del propio capitalismo. La contradicción entre el capital y el trabajo descubierta por Marx toma hoy sus dimensiones más aberrantes. Y de cada vez más, esta contradicción entre por un lado, democracia e intreses económicos y políticos de los trabajores, y por otro, mercados e intereses económicos y políticos de los capitalistas, está creciendo incesantemente.
Y esta brecha crecerá hasta que la ciudadanía y los trabajadores se harten y decidan organizarse políticamente para en una primera etapa, intentar frenar esta contradicción dentro del marco del sistema capitalista. Digo en una primera etapa porque evidentemente este objetivo de frenar esta contradicción dentro del marco capitalista es irrealizable. Si verdaderamente la sociedad quiere acabar con las contradicciones de clase, entre el capitalista y el asalariado, entre el explotador y el explotado, entre el rico y el pobre, deberá abordar una segunda etapa en una lucha mucho más combativa y radical.
Mientras tanto, el actual sistema capitalista está resuelto a entrar en una nueva era de explotación salvaje y deshumanización absoluta. La sociedad, según el discurso neoliberal, ya no será contemplada como tal, es decir, como un conjunto unido e interrelacionado de individuos. La nueva era se propone precisamente materializar la crencia de que sólo existe el individuo aislado, que deberá competir encarnizadamente con sus semejantes para obtener así el éxito en la vida. De esta forma, su libertad será tanto mayor cuanto menor sea la libertad del resto. El que tenga más dinero por haber pisoteado a otras personas será el ejemplo de la inteligencia humana, mientras que los que no puedan trabajar o no tengan dinero serán los perdedores y los estúpidos vagos que no habrán sabido ni habrán querido competir.
Esta será la filosofía de la nueva era tiránica que viene. El que tenga dinero se educará, trabajará y vivirá, y el que no, sucumbirá a la ignorancia, el trabajo precario o el desempleo y morirá al no poder acceder a un sistema público de sanidad.
Pues bien, es evidente que ante esto la sociedad tiene demasiado aguante, porque teniendo el paro que tenemos, teniendo que pagar los impuestos que pagamos para que encima no tengamos ni sanidad pública ni educación pública, y sobretodo, viendo como todo nuestro dinero se destina a pagar las deudas privadas que han contraido los bancos y que han sido la causa de la crisis, y por tanto de nuestro malestar, es innegable que la sociedad no se moviliza ni se organiza sola.
Espontáneamente es posible que cientos de miles de personas salgan a la calle movidos por la indignación. También es posible realizar con éxito huelgas generales con un apoyo y un seguimiento mayoritarios. Pero esto no es nada. Estas luchas espontáneas, para ser útiles deben formar parte de un plan de acción estratégico. Con la lucha meramente economicista -lucha sindical por mejoras salariales- nunca cambiaremos nada. Podremos presionar al Gobierno y la Ptronal y tal vez, hacer retroceder algunas medidas neoliberales, pero nunca cambiaremos la balanza del poder, la dominación del capital y la explotación seguirán imponiéndose sobre los derechos laborales y humanos. Y es por esto que es necesario comprender que el sistema capitalista no puede nunca ser el marco adecuado para que la sociedad humana se desarrolle, prospere y mejore.
Es necesario por tanto erradicar el sistema capitalista y su dictadura económica. Y por ello hay que trascender la lucha economicista hacia una revolución social y política.
Es necesario crear un Frente Popular conformado por multitud de organizaciones, movimientos y plataformas ciudadanas. Es importante que este frente lo impulsen los comunistas y los obreros, ya que son los únicos capaces de llevar a cabo la lucha hasta sus últimas consecuencias, hacia la conquista del poder político y la coronación de la clase obrera como nueva clase dominante, para que acabe con la explotación capitalista y la desigualdad social. El resto de organizaciones progresistas aun creen que el capitalismo salvaje,  neoliberal corrupto actual es reformable y adaptable a las necesidades sociales, y es por ello que no deben dirigir la lucha.
Estas organizaciones reformistas deben comprender que es totalmente imposible redirigir las políticas actuales. Estamos inmersos en una dictadura económica de la minoría capitalista sobre la mayoría asalariada, todos los esfuerzos que se desarrollen en el marco actual del sistema político capitalista serán siempre insuficientes y no nos ayudarán a salir del atolladero en el que nos encontramos. Hay que orientar los esfuerzos hacia otros caminos más radicales y revolucionarios.
La revolución hay que organizarla. La sociedad por si sola, con o sin los instumentos políticos actuales, no está capacitada para comprender sus intereses de clase. Hay que adiestrar a la sociedad, adiestrar a los intelectuales no marxistas y a los trabajadores, para que luchen unidos por la superación del sistema capitalista por todos los medios posibles.
Es evidente que todo este proceso de cambio debe originarse a partir de la comprensión absoluta de la sociedad presente, y el marxismo y su filosofía son las únicas herramientas válidas para este cometido. Sin teoría revolucionaria, no hay revolución posible y por tanto, no hay cambio posible. El capitalismo y su intrinseca corrupción nos devora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Problemático tema el que planteas, Luis.Es cierto que el capitalismo adolece de los defectos que tu dices, pero hoy por hoy y en España, las alternativas de socialismo y marxismo no parece que tengan muchos adeptos, Rusia, China, Corea del Norte y Cuba no son precisamente ejemplos a imitar.Creo que el socialismo es la mejor forma de gobierno, pero no el que tenemos aquí, todos los días en los telediarios por cosas negativas y de corrupción y de los sindicatos mayoritarios mejor no hablar.
La foto que has puesto me ha llenado de recuerdos, he reconocido a Alfredo,Santamaría, Simón,Angel,Gerardo,Germán, Varela, Pajuelo, Planeta y naturalmente a ti con tu hermoso bigotón. De otros me suenan sus caras pero no me acuerdo de sus nombres. El Teniente Darío como siempre, que tio más majo.
He visto la foto un montón de veces.
Un abrazo Luis.